2 de septiembre de 2012

Todos los caminos conducen a Roma.

Definimos costumbre como el conjunto de inclinaciones y de usos que forman su carácter distintivo, al hábito adquirido por la práctica frecuente de un acto.

Tenemos la tendencia inconsciente de crear costumbres en todos los ámbitos de nuestras vidas, y casi sin darnos cuenta nos encontramos repitiendo una determinada serie de pasos sin motivo alguno.
¿Nunca se preguntaron porque elegimos determinadas calles y las repetimos día a día, cuando todos los caminos conducen a Roma?, ¿por que tomamos las mismas calles, cruzamos los mismos lugares, vemos las mismas caras?, ¿o por que cuando vamos a la heladería pedimos los mismos gustos de siempre?, ¿por que seguimos vistiendo aquella remera que se encuentra en un estado deplorable?, ¿por que decidimos hacernos socios de un club y concurrir absolutamente todos los días?, ¿por que todos los fines de semana nos juntamos a tomar en el mismo lugar?.
Capas como humanos debemos sentirnos aferrados a algo. Algún simbolismo que nos represente, algún lugar donde estemos cómodos. Tomamos aquellas cosas de lo cotidiano para volverlas nuestras, como estandarte de una bandera que refleje todo lo que somos y queremos ser. Entonces aquella remera vieja obtiene un favoritismo. Ese antro al que vas a tomar una cerveza obtiene un brillo determinado por su gente. Y aquellas calles que pisamos con tanta frecuencia son el camino y el tiempo que elegimos para llegar a casa.

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