No estamos viejos, nos faltan todavía muchas cosas para afirmar que llegamos al nivel intelectual y físico de una persona de ochenta años. Somos jovenes. Nos encontramos en el mejor momento, estamos entre la adolescencia y la edad adulta, sabemos minimamente quienes somos y que queremos para nuestro futuro. Que uno no tenga ganas de clavarse unos doce shocks de tequila y terminar devolviendo el arroz que comió ayer, no implica que no pueda seguir saliendo, ni disfrutar de la música, ni de sus amigos. Me rehúso a pensar de que no hay otras formas de diversión.
Tal vez divertirse no implique dejar de lado nuestras responsabilidades. No implique romperse la cabeza, el hígado y los pulmones. Tal vez yo no pueda, ni quiera seguir haciéndolo. Pero definitivamente no estoy lo suficientemente preparada para quemar toda una etapa...
No estamos viejos, simplemente estamos madurando.
Dedicado a Cami.
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