Oh honey

Quedo arrastrado el deseo, latente

solitario, como un rincón lejano 

donde él cuerpo expresa aquello

que no podías escuchar.

Cercano silbando una melodía 

adorable y en secreto derrama 

aquella ternura que habías

olvídado necesitar.

Como si el mundo no dejará 

espacio para nosotros.

Los que no tememos mostrar

todo lo que nos constituye.

Salir a la luz

La verdad se filtra verás e inaudita,

como aniquila aquellos intentos,

de seguir para adelante sin mirar.

Si el silencio me grita en la cara,

se quiebra temprana, se aisla,

hasta que un sentimiento 

se proyecta en otra melodía; 

que descrube lo que no quería 

escuchar o lo que tal vez debía 

escuchar.

Lo que fue

Ninguna tormenta se forma ágil 

ante lo sucedido, si no es bello

este cielito que nos arropa hoy.

Tal vez derrame algún poquito

de agua, cantandole a lo divino,

canciones solamente para vos. 

Porque una fracción de mi 

queda latente en algún rincón 

de tu departamento, perpleja

ante la sombra de lo sencillo

que fue encontrarnos.

Riendo, bebiendo, escuchando,

temblando, gozando, sonriendo,

hablando, callando, de todo y tanto.

Se que en algún universo alterno

todo esto sigue funcionando.

Barriendo hojas

Hojas cálidas en ambientes fríos.

El sol se pone más rápido al oeste

Si me refugio en abrigos solitarios,

¿qué consuelo ya no me pertenece?

Soy esta mezcla no instantánea 

de momentos interconectados

y en mi torpeza me reparo,

me tropiezo y no caigo,

me arrimo al río que tantas

veces me observó callado.

Sincera sonrió porque se que estoy

exactamente donde quiero estar.

Primer princpio de la termodinámica

De todas esas cosas que siguen siendo mías, 

algunas también tuyas son, como sentarse

en un sillón y no hacer absolutamente

nada mas que acariciar lo cotidiano.

Desteñirse en el impacto de lo simple;

de las almas que se encuentran y se llevan,

con las estaciones, un pedazo de nosotros.

Somos lo que podemos ser en este presente

y esa es nuestra mejor versión de momento.

Nunca la primera, ni la última.

Que otro atardecer te recuerde el instante

que contiene tu risa y la mía resonando,

para siempre, al unísono en otro universo.