31 de agosto de 2016

On the other side

Evidentes encuentros se avecinan
inevitables, tanto como inevitablemente
camino sobre mis propios pasos
incluso cuando no recuerde cuantos
he dado en esta ciudad marchita.

Se ha vuelto costumbre florecer
como si fuera una excusa para regenerarse
luego de un frió invierno y unas raíces secas,
regándolas con sangre, durmiendo bajo su sombra,
y observar en silencio al mundo desmoronarse.

Cargo me hago de todos mis pecados;
es demasiado perfecto pensar que la culpa siempre es del otro.

Ya no me permito cometer los mismos errores.