El mundo es una reliquia de esas que se esconden
donde solo algunos saben buscar, una antigüedad
que relata tristeza, melancolía y fuerza.
Que destella en la gracia del horizonte, se refuerza
en cada murmullo y en cada suspiro, en el suspenso
de otro amanecer exhausto; lo icónico de lo inahudito.
En el balance de lo mundano, la esperanza se equilibra
con agua de algún río cercano; compone y reconforta
cada punto de nuestro ser, nos enseña a desaparecer
para sorprendernos con nuestras nuevas formas.
No importa cuantas cosas vayan en otra dirección
infinitos los caminos conducen hacia tu figura
que se mueve en la lluvia como peces en el agua
nadando siempre en perfecta armonía.
