Pensamientos que hidratan flores regalando frutos,
melodías como un gajito de nostalgia para nosotros
con su suavidad y dulzura envuelven a los espectros
recuerdo y rastro de energía de cuando fuimos otros
plasmados involuntariamente en lugares puntuales
donde golpeamos traviesos nuestros jóvenes huesos
intentando abarcar mayores distancias, más rápido,
de lo que nos permitían nuestros cuerpos ingenuos
entre memorias, tabaco y yerba, entre guiño y beso
entre copas y vasos de agua, rebasa el borde del río
que nunca crece en demasía satisfaciendo así la sed,
adentrándose lentamente en el concreto, nuevamente,
lugar, objeto y hogar de historias infinitas.