22 de agosto de 2012

Las oportunidades marcan nuestra vida, incluso las que dejamos pasar.

Por momentos siento el deseo de decirle a una persona que es lo mejor para ella, pero como puedo hacerlo cuando ni siquiera se que es lo mejor para mi.
Por momentos quiero manejar la vida de algunos, solo porque creo saber que es lo que mas les conviene, pero como puedo hacerlo si ni siquiera se que es lo que me conviene a mi. 
Como pretendo manejar la vida de los demás si a duras penas puedo manejar la mía.
Como decirle a alguien que viva la vida de tal modo, si el elige vivirla así.
Como puedo siquiera pensar que esta persona se puede sentir mal por equis cosa, cuando en realidad ella se encuentra bien así como esta. 
Todos nos creemos dioses nacidos con el don de opinar que es lo que les conviene a los demás, queriendo moldear al resto del mundo a nuestro antojo, sin pensar que lo único que en realidad tenemos permitido cambiar es nuestro propio camino en este mundo. Entonces nos dedicamos a perder el tiempo en meter nuestras narices en lugares equivocados, dejando pasar oportunidades que no vuelven. 
Por momentos agarraría el teléfono y le diría a esa persona todo lo que pienso... pero realmente, ¿que derecho tengo yo cuando solo viví menos que ella?.
Que puedo saber yo sobre vivir.

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