7 de julio de 2015

La niña del rincón.

Dentro de algún lugar poco frecuentado en alguna ciudad triste un fantasma bebe un trago de Tristeza. A su lado una compañera lo acompaña con sus palabras certeras mientras toma un sorbo de Inocencia. Ella, con la complexión de una niña y un alma de vieja, sonríe con timidez mientras observa sobre su hombro.
El humo de las palabras extravagantes que provenían de conversaciones ajenas no la dejaba divisar con claridad lo que sucedía en aquel lugar. La mayoría de las sombras se encontraban hablando e intercambiando tragos de las mas excitantes emociones. Siguió mirando a su alrededor y vio como un par rosaban suavemente sus manos en silencio. De pronto sus rostros se aclararon tanto que pudo ver las sonrisas en sus caras y el modo en que se miraban. La niña sintió ternura.
En aquel bar, ademas de las sombras, había un par de fantasmas ocultos, e incluso pudo ver a un niño parado en un rincón. La niña le hizo un gesto de que se acercara, pero el niño prefirió ignorarla y mirar hacia otro costado.
-A algunos nos gusta mas observar -pensó ella, y luego volvió la mirada hacia la ventana.
Afuera las hojas se movían suavemente al ritmo natural de una fina llovizna.
-Es bueno salir de casa -dijo la niña al fantasma.
El se limito a sonreirle con simpatía, mientras tomaba un poco mas de su bebida.



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