30 de agosto de 2011

Uno de los siete pecados capitales.

Las cosas que nunca tuve ni sentí las atribuía (y creo que todavía lo hago) a consecuencias y errores de mi misma, pero mis lágrimas nunca fueron derramadas por la necesidad de tener lo que otros poseen. Supongo que alguna vez me pregunte "¿Por qué yo?"... pero nunca vino acompañado de aquella palabra negativa, otra posesiva y por cosas ajenas que nada tienen que ver conmigo. Si alguna vez cometí el error de haber pensado así, seguramente fue enfrente de algún estereotipo de mujer en la televisión.
Hoy note que ese sentimiento se filtro en mi cabeza mientras leía el inicio de facebook. Y ahora me siento como una idiota llena de preguntas insignificantes sobre actitudes de otros, sobre actitudes mías, replanteandome cosas sin sentido sobre aquello, con demaciados "por qué yo no" que no sirven para mas que sentirse desdichada e insatisfecha con lo que tengo a mi alrededor.
Al final de cuentas escribir esta entrada es mi manera de refleccionar ante esos segundos verdes y ahora me doy cuenta de lo boluda que fui por sentir eso, solo por el simple echo de que no tengo quejas presentes ante lo que la vida me brindo en lo que va del año.

Son momentos en los que uno de los pecados capitales puede llegarte, tocarte, y irse así nada mas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario