Miro el reloj. La noche se vuelve espesa entre tantos calores. En esta época el mundo de los sueños empieza a nutrirse de largas siestas diarias, y las estrellas acompañan a la santa patrona de la inspiración.
Tenia nueve años cuando le pregunte a mi tío como era la teoría de la relatividad, en ese momento los sueños eran tan puros como mi mente poco perturbada. Nunca supe la respuesta. Ni siquiera de grande. Sin embargo abrase a esa palabra al ligero entendimiento que tenia de esta. La adopte en mi vocabulario, la use a mi voluntad.
Entonces el tiempo se volvió relativo, y la memoria selectiva. Mientras con cada minuto mi cuerpo envejece un poco mas, hay cosas que van y vienen, el el mundo físico, en el mar de mis recuerdos. Estos recuerdos viven y conviven, a veces se mezclan, pero se encuentran ahí.
Rememoro el pasado, a modo de reflexión. Es algo que no puedo evitar, sobre todo cuando el otro día me di cuenta de que algo adentro mio estaba cambiando.
No quiero volver a caer de vuelta.
Espero que no vuelvan aquellos fantasmas durante la noche.
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