28 de noviembre de 2011

Alteraciones de la conciencia.

Sentía todo su cuerpo, cada rasguño, cada latido y cada pensamiento, de la cabeza a los pies. Cada fibra de su camisa rosaba cada célula de su cuerpo y la música creaba contracciones musculares a su antojo, solo para intensificar el ambiente un poco mas.
La naturaleza le hablaba a través de sus ritmos, con cada hoja que crujía, con los grillos y sus cantos, con las formas de los arboles. Esas que invitaban a hacerle creer por un momento que eran personas observando desde los lejos.
Desde adentro a los alrededores, era parte de todo y de nada, como la satisfacción y el dolor. Como una contradicción abrumadora que podía dejarla tirada en el pozo mas profundo, pero enseñarle cosas que estaban lejos de su alcance.
En la oscuridad estaba ella resplandeciente, suave, estilizada y hasta con un brillo angelical.
Y dentro de si misma estaba aquella experiencia nueva, inedita y sorprendente, matando aquello que no puede regenerarse.

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