Dando vueltas en la calecita eterna de la desgracia. Siempre quejandome de no haber nacido con el pie derecho, y tal vez, de haber tenido que moverme de mil maneras solo para conseguir repirar. A pesar de llevarlo de por vida estoy muy contenta de haber tenido que aprender a ser feliz. ¿Quien quiere ser una victima?
Yo no.
Sigo dando vueltas porque nunca voy a dejar de ser lo que soy. Con el paso del tiempo pude aprender a convivir con eso y tal vez a sobrellevarlo. No hay culpable que no devele el propio reflejo en el espejo.
Y se siente tan bien.
Que todo te chupe un huevo.
A pesar de que el dolor vuelva, bastante fuerte, a veces.
Creo que es tiempo de sanar mis heridas. Pero esta vez de verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario