9 de septiembre de 2014

Una y un millón de veces.

Sos perfecto en tu imperfección, en tu humanidad, sos la cura de mis males.
En tus brazos fríos me abrigaras uno y un millón de inviernos.

No olvidare que el tiempo mata algunos vivos y revive algunos muertos.
Nunca dejes de ser lo que sos y yo seguiré siendo la de siempre.

Alégrame cada día con solo una insignificante pregunta.
Y si tal vez todo carece de sentido, o las palabras no coinciden, no importa.

Al final de cuentas se trata mas de vos, que de mi.

Gracias por todavía robarme las mañanas y las noches, después de tantos días.

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