Es de saber que ante tanta costumbre uno puede perderse un poco y tardar en hallar la estabilidad que (aunque no parezca cierto) encontró en quedarse parado bajo la lluvia viendo a la gente pasar.
Las tormentas siempre vuelven y es agotador empaparse de vuelta en la angustia de aquel gris, pero aunque me cueste, voy a poder acostumbrarme a que estés ahí dispuesto a prestarme un techito contra tantas tempestades, mientras trato de disfrutar del sol, y las lluvias van cesando.
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