Cree cada palabra y la entierra en el jardín de su mente, donde las flores se mesen al ritmo de la música. Y cada compás, en cada momento, es la ayuda para caminar un poco mas lejos todos los días.
Un, dos, tres; cayó y se olvidó de todas las promesas que alguna vez se hizo. Ya no era propietaria de aquel miedo que como sombra acechaba a sus espaldas, y eso era lo que mejor la hacia sentir en este momento.
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