13 de enero de 2013

Una bocanada de aire fresco.

Respiro profundo y luego suspiro. 
Algunos seres nacen y mueren en su tierra. Nunca llegan a abrir los ojos para ver todo lo que el mundo tiene para entregarles. Por otro lado me abruman los colores de las ideas que transpiran algunas personas. Se les nota en los ojos aquel brillo de pasión que atraviesa sus corazones. Pasión, por las palabras, por la pintura, por la música, por todo lo ligado al arte. 
A veces me deslizo por las calles de esta pequeña ciudad y los veo, a todos, los que de alguna forma u otra rompen con cada paso la barrera de lo común, los que tienen un pie adentro y otro afuera; que no temen arriesgarse, ni mostrarse como son, y aquellas personas carentes de color, arrodilladas ante la normalidad, besandole los pies.
Siempre sentí que la soledad me abrazaba hasta que un día conocí a la otra mitad que parece brillar por su ausencia. Es bueno saber que hay gente dispuesta a todo con tal de nutrir su lado derecho del cerebro. Es un verdadero alivio y una bocanada de aire fresco.

El mundo se divide entre los que marcan la diferencia y los que no.

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