7 de mayo de 2012

Desencuentros

La mente humana es tan frágil, somos tan susceptibles. Necesitamos algo que nos haga sentir atados a este planeta y a veces lo encontramos en la persona que siempre tuvimos en frente, pero que nunca supimos apreciar, no de esa forma.
Hasta ese momento el inconsciente cotidiano te pone en piloto automático; dormir, comer, caminar, estudiar/trabajar, mirar tv, comer, dormir, ect. Pero luego las hojas de los arboles son mas amarillas, el aire se vuelve viciado de ese "algo", y de la nada, aquella persona adquiere una determinada importancia, adueñándose de tu cabeza, llevándote a ese lugar donde todo es posible, donde no existe la palabra no.
Ahí querido amigo... abriste la puerta.

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