Mancha el papel con mayor
facilidad al retomar un verso,
crudo y honesto, cual crimen
ligero rompiendo la manera
en la que obligado a vivir
uno se encuentra.
Si reniego con mi silencio porque
el miedo tira, cuesta la salida
cuando las palabras emergen,
incomodas y apretadas,
entre mis labios.
Esa cuota de timidez que no se olvida,
que sale a reflote cuando comprendo
que también me cuesta el sentimiento
de no poder expresarme con sabiduría
utilizando solo mi voz.
Mis poemas nunca serán mentira.
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