Apilados en diferentes angulos,
admirados desde la lejania,
acumulados por una niña
con el don de imaginar
siempre el porvenir.
Con una pizca de sabiduría
tamizada entre tanto barro.
Como sacar en limpio
aquello que han ensuciado,
aquello que se ha olvidado
en el fondo de algún placard.
Duermo para despertar
en realidades mas amables.
Sueño para rememorar
lo que fácilmente se deja
de lado, lo que la rutina
nos obliga a ignorar.
Todos los días.
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