4 de agosto de 2022

Prosa de realidad

El miedo como aliado de un enemigo reconocido en el reflejo que frente a uno se proyecta. No quiero llorar ausencia, no temo perder el valor de salir de jaulas imaginarias donde yo misma me encierro.
Es difícil a veces, salir, moverse y abrir nuevamente viejas heridas, curarlas vos misma y seguir con la frente en alto a pura consciencia.
No es que me queje porque me encanta romperme constantemente en mil pedazos si de eso se trata la vida, pero es normal sentir que hay días en los que revuelo, revuelvo y encuentro razones para no poder reir o nisiquiera reirme conmigo misma.
Estoy aprendiendo que es natural, dejarse sentir, así, a veces. Que esta bien y que no quita recorrido a mis victorias personales.

Se que soy fuerte y se que mi corazón puede más que mi mente. Se que voy a tenderme la mano cuando sea necesario y voy a palmearme la espalda celebrando mis logros. Sola. Como lo he hecho durante toda mi vida. Pero se que tengo momentos en los que necesito una caricia externa y se que me la merezco.
Hoy más que nunca. 

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