Leer como si fuera un poema favorito, lleno de figuras retoricas que no logran disfrazar una simple comprensión del asunto. Como si fuera un cuento cuyo comienzo es excesivamente atrapante y su final demasiado predecible. Leer por el amor a las buenas historias, incluso aunque estas dejen un sabor amargo y vació. Por la búsqueda de verdades que nunca provienen de lo hablado sino de lo escrito.
Leer a las personas que no leen ni un poco.
Leer a las personas que nunca aprenderán a leer.
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