Afuera llueve, esta sucediendo. Aquella tormenta que veías venir te recluye, te aprieta el estomago, sin embargo no es una tormenta que arrase con todo. Aquel conjunto de nubes grises se exprimen en forma de una pequeña llovizna ligera en esta serena primavera. Y permitís que te empape por completo, pues esta vez no precisas escapar de ella.
Has dejado de creer hace ya algún tiempo en el destino, ya que hoy te has levantado dispuesta a tropezar con un par de charcos.
¡Y ya no tenes miedo!, que refrescante sensación.
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