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Es la primera vez en todos estos años que tener otro año más de vida no me genera sentimientos encontrados. Un amigo me dijo que era madurar, tal vez tenga razón.

Puede que sea algo sonso pero, para los que nos duele la vida de vez en cuando, es un paso enorme. 

En momentos donde los mandatos sociales nos insisten en replantearnos constantemente y lamentarnos por ausencias, tanto emocionales como materiales, me siento en paz.

Creo desde lo más profundo de mi interior que así debería ser siempre esto. Una celebración propia de estar vivos, de la plenitud que es sentirse así, mas llenos que vacios. 

Completos, agradecidos y sobre todo libres.