16 de diciembre de 2020

Quién diría

Hay momentos en los que me encuentro solitaria, contemplando la blancura del firmamento, entre paredes de concreto cálidas y techos, donde los gatos cantan cantos de guerra. 
A diario intento no caer en un espiral de tormentas. Ha sido más sencillo desde que tu figura se volvió tangente y desde que se revolvió algo mío por dentro. Un suspiro oculto y una ternura perdida, con la cual no hubiera imaginado reencontrarme.
Si me encuentro embebida en dulzura luego de tantos caminos fríos de tundra, no voy a tener miedo de caer en un brazos.

No tengan miedo. Déjense querer.

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