Desarma mi alma, queda solo de ella
una sombra, un respiro, un suspiro
de niña asustada.
Derrama lagrimas, viste de luto,
a causa de infinitos futuros posibles
aun no vividos.
Delante siempre a las consecuencias
de quererlo todo, aunque fuese más
ambición que capricho.
Será la constante de recibir pocas
recompensas luego de tantos
sacrificios.
No estoy acostumbrada a sentirme agasajada por el destino.
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