24 de noviembre de 2017

Un poco de suerte.

Tiempos difíciles dicen, como si a las agujas del reloj les costara tanto avanzar como nos cuesta dar un par de pasos en la oscuridad. Me inquieta pensar que el mundo nunca para de girar y sin embargo es demasiado egoísta pretender que lo haga, por nosotros. Todas almas perdidas en la paciencia de esperar que lluevan brillos sobre nuestras monótonas vidas. Suena hasta aburrido decirlo.

Ayer recordé que todos somos similares en la angustia y que uno nunca se escucha a uno mismo. 
Todo depende, siempre en media medida, de un otro. 

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