4 de mayo de 2016

Indicios

La negra rutina es solo una repetición de banalidades que, de todos modos, aún necesitamos en nuestras insignificantes vidas. Es que esta ciudad está marchita. Constantemente nos ahogamos en un río tan sucio como el alma de la gente que vive de el.
No voy a mentir, no tengo mas que hacer aqui en esta tierra... sembrando semillas con la insistente urgencia de luego cosechar para perder y nunca ganar; este juego tan absurdo.
Sin embargo el sol sale, a veces, cuando el destino se ve quebrado en pequeñas realidades, y esa cálida luz alienta el alma de aquellos que soñamos con beber de los dorados destellos.
De pronto las pieles se unen en dulces encuentros, en inocentes gestos, y la ciudad no existe, su gente no existe, y la negra rutina se divide en pequeñas noches. Ellas testigo de palabras, a veces poco acertadas, de tímidas confesiones.

No pasa un dia, en que hundida en esta oscura monotonía, implore a la noche que el sol no nos abandone.
Que este ilumine tu rostro una vez más.
Que me permita ver esa sonrisa entre tantas caras indiferentes.
Que me recuerde, que no todo esta perdido, aquí. 



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