21 de noviembre de 2013

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Tengo ganas de escribir y ninguna idea navega por mi cabeza, así que me decidí a escribir algo sin tanto verso, ni ornamentaciones. Les mentiría si les digo que fin de año me tiene inquieta. La verdad nunca carecí tanto de la necesidad de cerrar un año y de escribir un cierre, así que creo que no lo voy a hacer. Y no es que no tenga nada que decir, porque hay muuuuucho, tal vez un año atípico necesita un cierre atípico, dentro del nivel de rareza que puede tener esta ciudad.
Siento que los meses se me escaparon de las manos, tanto que soy consciente de que abril del año que viene esta mas cerca que el abril de este año, aunque cada recuerdo se mantenga fresco en mi cabeza.

Me gustaría detenerme en algunos momentos y hacerlos durar mas.

Y entre tantas desventuras el otro día sentí por primera vez (aunque ya lo haya dicho en otras ocasiones), de verdad, que aquel peso con el que cargo desde hace siete años desapareció. Ojala no sea algo pasajero.
Estoy cansada de estar cansada. Ser así es agotador, sin embargo ya asumí que todo me cuesta el doble de la persona corriente, así que siempre voy a poner mas que cualquiera en cualquier ámbito. Ojo, no es una queja, estoy total y completamente dispuesta a hacerlo.
Porque lo vale.

Me queda tanto por delante.


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