Hay un tercer ojo que siempre parpadea hasta el punto,
en que no reconozco si estoy haciendo señas extrañas.
Llegado a otro punto en que se siente todo en la entraña,
silencio arrimo y de pronto al escuchar ruidos decifro
que todo se puede entender, incluso sin palabras.
Lo que se abre nunca se vuelve a cerrar.
¿Dónde esta la llave a la que recurrir?
El conocimiento es un poder extraño.
Te permite crecer y alejarse de perecer.
De marchitar en vano y sin embargo
lo encuentro tan solitario.
Como si hablara un idioma extraño
y no importa cuanto repita mis frases.
Nunca hay tiempo para desifrarlo.
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