Para no desatender los llamados de mi consciencia,
canto en voz alta estas ideas y juntos bailamos,
bajo una luna, que fría ilumina rincones extraños.
Aullando poemas, que nos calan los huesos.
Con el tiempo el pasado se diluye, transparente,
como ese celofan con el que nos abrigábamos.
No me permito olvidar, no es que me cueste tanto.
Convirtiendo suplicios en hazañas, que mañana
harán menos incomoda nuestra existencia.
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