Decir por el teléfono. Conversar con el espejo.
Destilar otro solsticio, de patrones reiterados.
Resplandecen los planetas sobre el horizonte,
sobre la tierra otros suspiros son desechados.
Enredados en la insistencia de un llamado,
de nadie para nadie. El instante, la ruptura,
del choque de pensamientos, donde colapsa
mi prudencia. He perdido la paciencia,
despues de tantos años. Pero el corazón
se agrieta ante la perdida de lo añorado.
El retrato de la caricatura que se presenta.
Como una mano amiga, que no representa.
no contiene ni sostiene o acaricia,
la esencia de las almas.
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