18 de febrero de 2025

pues no hay peor puñal que yo no me haya clavado

Blancas paredes se degranan.
Palabras cansadas, me rodean.
En la mirada de ojos cansados.
Bajo la luz blanca se degradan.
Pero mi hogar es cálido
y mi corazon estalla entre 
naranjas, verdes y dorados.

Hay algo de la nostalgia que me
mantiene elevada, ante el dolor
y la pereza extraña que habita
en este planeta. No me declaro
en guerra con nada que tenga
que ver con el exterior.
Porque, simple, no me incumbe
y un poco tal vez no me interesa.

No hay peor enemigo que aquel
que mira nuestros ojos a diario.
No hay mejor amigo que aquel
que elije abrazar ese reflejo.





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