caliente al final de un dia helado.
Es aquel espacio en el que convivo
con esa otra parte de mi dispersa
que reaviva con brisas de verano
e ilumina un rincón poco extrano
nunca perdido, nunca eliminado.
Algunas veces levemente olvidado.
El suspiro de una doble consciencia,
que de sur a norte conecta el oeste.
Mis mejores palabras, miserables
y hermosas, atravesadas por un río
al este. La ciudad donde nuestros
sueños nunca mueren. Un punto
cardinal donde recuerdo siempre
quien soy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario